Historia del Colegio Oficial de Veterinarios de Álava - ICOVA

La Comisión permanente de Zaragoza, sigue sin descanso sus trabajos en pro de la Ley de Policía Sanitaria. Las adhesiones, como era de esperar, son ya numerosísimas y las Comisiones provinciales constituidas con el mismo objeto y a título de comisiones auxiliares que secundan los nobles propósitos de la permanente, forma ya un número bastante respetable para que podamos prometernos de los trabajos de todas ellas un resultado altamente beneficioso para nuestra clase.

Con la constitución de estas Comisiones provinciales que debieran ser también permanentes para atender y velar por los intereses de los veterinarios de las respectivas provincias, se ha conseguido reunir esos elementos que aislados y dispersos se encontraban, y de esta unión, que no debe ser momentánea, ni debe romperse conseguido el objeto que la ha determinado, pueden surgir grandes beneficios para todos, si todos trabajamos en la forma que nuestros intereses demandan.

En esta provincia de Álava, donde hasta la fecha, que nosotros sepamos por lo menos, nada se había hecho para la constitución de una Sociedad veterinaria alavesa, se reunieron del día 12 de este mes la mayor parte de los veterinarios de la provincia y estuvieron representados algunos de los que no pudieron asistir. Y en esa reunión se acordó por unanimidad adherirse a los propósitos que con tanto entusiasmo y con tanto ahínco persigue la Comisión permanente de Zaragoza. Todos los concurrentes reconocieron la necesidad de que sea  promulgada una Ley de Policía Sanitaria y todos también acordaron que se trabajase sin desmayos porque fuese pronto una realidad ese Proyecto.

Este asunto, el principal que se trató en la reunión, no fue sin embargo el único. Allá se dijo que ya que nos hallábamos reunidos deberíamos de pensar en algo más que en enviar nuestra adhesión a la permanente, puesto que pueden surgir a cada momento cuestiones que por interesar a todos, merezcan ser de todos conocidas y tratadas. Se propuso que se formase una Sociedad Veterinaria alavesa que celebrara sesiones cada mes o cada dos meses para tratar de todos los aquellos asuntos profesionales o científicos que se juzgase conveniente, y esta proposición, admitida en principio, se dejó para ser resuelta en la reunión que el día 9 de marzo próximo volverán a tener los veterinarios alaveses.

Si en cada provincia estuviesen agrupados y asociados todos los veterinarios en ella establecidos, y esas sociedades tuviesen el carácter permanente de que hablamos, ni se darían algunos casos poco correctos que hoy se dan, ni la clase en general se vería tan abandonada como hoy se ve. Debe enseñarnos algo a los veterinarios el hecho de que la tendencia general en todas las clases sociales, es la asociación, la agrupación a fin de reunir fuerzas para combatir por sus propios intereses. Por todas partes se oye hablar de organización, y no ha de ser la clase veterinaria, más necesitada quizás que ninguna otra de una  organización fuerte y robusta, la que permanezca indiferente y pasiva. Es preciso, pues, si nuestras quejas han de tener eco y fin nuestros dolores, que nos asociemos, que nos organicemos constituyendo Sociedades veterinarias provinciales, y que una vez constituidos trabajemos sin descanso por llevar a nuestra clase aquellas mejoras que las circunstancias actuales exigen imperiosamente.

Los veterinarios alaveses se reunieron el 22 de mayo de 1902 para preparar la creación del Colegio de Álava, y una vez asociados intentar “la fusión de los Colegios de las Provincias Vascongadas y Navarra”.

Previa convocatoria de la Comisión organizadora, se reunieron ayer mañana en uno de los salones de la Casa Consistorial, los señores Veterinarios de la provincia de Álava; ocupa la presidencia accidental el señor de más edad y actúa de Secretario el más joven.

Abierta la sesión se acuerda proceder a la votación nominal de la Junta Provincial, siendo designados por unanimidad para ocupar los cargos los señores siguientes:

Presidente, Manuel González de Suso. Vicepresidente, Tomás Erausquin. Secretario, Julio Díaz de Berrícano. Primer Vocal, Urbano Arbunies. Segundo Vocal, Diego Larrión. Tercer Vocal, Rafael Lasaga. Contador, Serapio Erausquin y tesorero, Romualdo Erausquin.

Acto seguido ocupa la presidencia Manuel González de Suso, dando las gracias en nombre de la Junta a todos los compañeros por la designación de cargos y a continuación se da lectura al Reglamento por el cual ha de regirse la Colegiación, siendo aprobado con las reformas y adiciones hechas al mismo.

En tan magno acto Daniel Fortea, Subdelegado de Veterinaria de Miranda pronunció un discurso elocuente como todos los suyos en el que hizo atinadas observaciones sobre la fundación del Colegio veterinario alavés como único medio de adquirir ilustración y moralidad, condiciones indispensables que deben adornar a los veterinarios si han de llenar debidamente la misión que la sociedad les tiene encomendada.

Los veterinarios, decía, viven en estrechas relaciones con dos clases sociales
que representan ramos valiosísimos de la riqueza nacional, los ganaderos y los agricultores, a quienes nuestros consejos pueden ser útiles en el desarrollo de sus respectivas explotaciones; por eso nunca debemos abandonar el estudio porque estando al tanto de las conquistas que realiza la ciencia nos haremos acreedores al aprecio de nuestros clientes.

Ensalzó a los señores veterinarios de edad que concurrieron al acto por el entusiasmo y fe con que prestan su adhesión para la fundación del Colegio, y excitó a los jóvenes para que sigan el camino emprendido en pro de la Colegiación, sin perder un átomo y que imiten el ejemplo de los ancianos. Dio las gracias a la Comisión organizadora, por la invitación, y terminó felicitando a los veterinarios alaveses por haber creado el Colegio Veterinario.

El señor presidente se expresa en idénticos términos que el señor Fortea, y abogó por la fusión del Colegio Regional Vasco-Navarro; habiendo reinado el mayor entusiasmo por la clase, y prosperidad de la misma.

Bibliografía: «Historias de la Veterinaria Alavesa (1903-2007)» – Fernando Camarero Rioja